Bienvenido

Espero ser de Bendición a tu vida a través de las palabras que mi Dios da para que tu precisamente las puedas leer. Bienvenido y gracias por visitarnos.

UNA IGLESIA PARA TODA LA FAMILIA





Fausto Flores, Pastor Asociado


Un apóstol más

Hace poco me llamaba la atención un Facebook de una persona que por razones obvias me omitiré su nombre pero decía "apóstol", y no es el único si no que varios que han perdido el motivo y el sentido de nuestra predicación, sobretodo cristocentrica, en especial que por sus grandes títulos te hacen sentir en la cadena más baja espiritualmente hablando. Claro que si tomamos nuestra Biblia vamos a encontrar todo lo contrario, empezando que sus apóstoles fueron 12, uno se rebeló quedaron 11, los 11 eligieron a Matías, pero Dios escogió a Pablo, no hay más. Me duele ver que si no los llamas por sus grandes títulos, no son nadie, son los que muchas veces pelean puestos con tal de ser visto por los hombres, ganar fama, y no digamos plata. Hace unos años conocí un muy buen predicador, que compartimos unas clases de teología juntos, teníamos la confianza para invitarlo a mi humilde iglesia, me sorprendió cuando puso valor ($) a su disertación. Inmediatamente ignore y nunca más intente de nuevo. Me puse a pensar en los hombres como tú y como yo que amamos a Dios, sin esperar nada a cambio, sin esperar un gracias, o una sonrisa, y de esos precisamente esta llena la vida, de gente invisible que hace que tu día llegue a un final feliz y ni siquiera te das cuenta cuán importantes son: " el señor de la basura, la señora que vende tortillas, el bicicletero del pan", y espero que tú también seas de esos en la obra del señor, que nunca te canses de servir al mejor patrono, que tarde o temprano te exaltará por tu fiel servicio que has mostrado hacia su obra. No te canses sigue haciendo lo mismo y aún mejor, que aunque hallan muchos que no se fijen en tu obra recuerda que arriba tenemos dos ojos puesto sobre nosotros valorando lo poco o mucho que hacemos sin tener en nuestras espaldas un gran título, si no un humilde creyente que Dios necesita.